Las empresas de moda tienen que salir de la rutina de nuevos productos y crear un ecosistema de servicios que permita a los consumidores participar en la sostenibilidad.
Aunque las previsiones de la moda para 2024 muestran un optimismo prudente, la incertidumbre prevalece entre los líderes del sector, ya que las marcas de moda se enfrentan a problemas acuciantes que afectan a la rentabilidad y la sostenibilidad del sector, como la desaceleración económica, la inflación, la escasa confianza de los consumidores y los inventarios sin vender.
Las empresas de moda tienen que salir de la rutina de nuevos productos y crear un ecosistema de servicios que permita a los consumidores participar en la sostenibilidad.
Detrás de toda la ostentación y el glamour, las marcas de moda siguen teniendo un negocio que dirigir. Está claro que en 2023 el back-office y la cadena de suministro estarán en el punto de mira cuando se trate de ofrecer nuevas y mejores experiencias a los clientes y satisfacer las expectativas en torno a la sostenibilidad y la procedencia de los productos.
Los compradores de hoy en día están cada vez más preocupados por la creación ética de su ropa. Más allá del cumplimiento de los códigos de conducta, querrán ver esfuerzos activos para preservar los recursos, eliminar el desperdicio e impulsar la sostenibilidad en la moda.